Es lo que tienen los fines de semana, "paren que yo me bajo", me bajo de la rutina, del corre corre y me pongo en posición "pausa"..., y cuando lo hago empiezo a ver las cosas de otro color, me quito las gafas grises y me pongo las de color green y camino por el día sin prisas. Resulta curioso que muchas veces incluso los fines de semana estamos apurados porque queremos aprovechar para hacer mil cosas en casa o satisfacer varios compromisos pendientes, pero lo cierto es que no existe mayor placer que "quitarnos el reloj", dejar a nuestra rutina en un rincón y hacer lo que nos plazca: pasear, leer, oír música, sentarnos en un banco y mirar, o sentarnos en nuestro sofá preferido y "sacarle el jugo", a la porra ordenar el garaje o planchar las camisas. Poder hacer lo que uno quiera, como quiera y cuando quiera es el mayor de los regalos que no valoramos y está ahí... A todo esto es fundamental añadirle aquello de la atención plena , es decir, s
"... porque he decidido que no me voy a contagiar de tanto pesimismo y de tanta gente tóxica, porque creo firmemente en lo sencillo y que en las pequeñas cosas está la magia y especialmente porque creo que la vida es un regalo que vale la pena disfrutar. Por eso y por mucho más no me acostaré sin escribir al menos una cosa buena al día, algo que aunque parezca insignificante, es positivo, y vale la pena recordar. Abramos los ojos a tantas cosas maravillosas y enriquezcámonos con ellas."